ANA ROMERO

La ruta está dividida en 5 días. Aunque este es el orden que yo seguiría, se pueden hacer en orden.

OTRAS VISITAS

Aunque en este blog he propuesto una ruta para cinco días, si tienes pensado viajar a Roma más días o quieres conocer otros sitios que quizás no sean tan populares, aquí voy a mostrarte algunos de ellos que puedan interesarte.




El barrio Coppedè de Roma es como entrar a un cuento de hadas metido a presión entre cuatro calles, en la esquina de Via Dora y Via Tagliamento. Hay un par de edificios muy bonitos y una plaza con una fuente, que aunque te sabrán a poco harán que la visita merezca totalmente la pena.




Una ventaja de esta zona es que al no ser tan conocida es un refugio de los turistas que abarrotan las calles de Roma, donde descansar y hacer algunas fotos muy bonitas a la luz del atardecer. Esto, entre otras cosas, es una de las cosas que te recomiendo que hagas en tu visita a Roma.




El Palazzo Doria Pamphilij es uno de los lugares que más desapercibido pasa de todo Roma. Está en el centro de la ciudad, cerca de la Fontana di Trevi, el Panteón y el monumento a Victor Manuel II, y por fuera es bonito, pero por dentro es toda una fantasía barroca y encierra un museo que puedes visitar, la Galería Doria Pamphilij.



La colección del museo pertenece a la familia que da nombre al palacio, con obras de arte de Rafael, Tiziano y Velázquez entre otros pintores, expuestos en una galería decorada con opulencia y lujo. Un lugar en el que descansar del mundanal ruido de las calles romanas, especialmente en el interior del museo donde encontrarás un patio con columnas donde el sol luce de forma especial.




La Perspectiva de Borromini. Uno de los lugares más fascinantes de todo Roma, ubicado en un patio lleno de naranjos en el Palazzo Spada, es una ilusión óptica encargada por el cardenal Spada, una galería de 8 metros de longitud con una escultura dedicada a Marte, el dios romano de la guerra, que en realidad parece muchísimo más larga.

 

Este efecto, obra de la genial mente del arquitecto Giovanni Borromini, se creó empleando un suelo ascendente y un techo descendente, con columnas laterales que cada vez se van haciendo más pequeñas para simular el efecto de lejanía.